La Academia, dopo aver condotto la gara, si fa raggiungere sull'1-1 per una erroracci odi Caceres, nello spareggio di Promocion che permeterebbe al Racing di rimanere nella massima serie argentina. Nel ritorno con un pareggio se la può cavare. A seguire la cronaca de LA NACION
Los momentos cruciales exigen determinación, bravura, pese a que las emociones suelen transformarse en traicioneros consejeros. Sobre todo en el caso de Racing, que, aunque maltrecho, no genera sentimientos neutros en su desvelo por la permanencia. Que no se dude: los factores externos también tienen su buena incidencia en esta clase de definiciones. Tal vez por eso la Academia ni siquiera puede aferrarse a una tabla de salvación cuando las situaciones parecen tan favorables. Si hasta anoche la fortuna le torció la cara en un claro gesto de desprecio. Racing tuvo servida la victoria -holgada, incluso-, pero otra vez un error de Cáceres lo dejó amargado con un 1 a 1 tan injusto como sufrido.
No pudieron abstraerse de la abrasadora actualidad. La pelota estuvo siempre en medio de un remolino. Y la diferencia de ímpetu y ambiciones se volvió evidente. Dominó la Academia, a la que el transcurso de los minutos le clarificó las ideas en busca de la permanencia. Belgrano, un conjunto conceptualmente preparado para defenderse, hizo agua y se perdió entre los reproches de sus mismos hinchas por la casi nula actitud ofensiva.
El equipo de Avellaneda dejó la ventaja deportiva sólo como un argumento en caso de emergencia. No especuló. Le costó poco acomodarse y siempre se fijó en la valla cordobesa. Belgrano salió demasiado replegado. Los intentos de Racing lo acorralaron más. Sólo le quedó una corrida de Suárez, en una jugada en la que acertó el árbitro Baldassi, ya que Martínez Gullota no le cometió infracción, pese a los furiosos reclamos. Después no tuvo más situaciones de peligro.
La conquista de Sava actuó como un eficaz relajante, en el sentido más positivo. Sosa levantó la vista y vio al goleador, que bajó la pelota con el pecho y que definió alto. Belgrano entró en un descontrol que se entremezcló con una excesiva vehemencia. Las piernas fuertes se volvieron habituales e incluso se vieron algunos manotazos en los córners.
Los visitantes estuvieron a punto de escaparse en el resultado. Fue cuando Sánchez eludió a Olave y Turús salvó en la línea; a pocos metros del arco, Avalos dos veces se perdió el gol frente a la muralla que ya tenía Belgrano delante del arco. Tampoco tuvieron fortuna con un zapatazo de Shaffer que pegó en el travesaño; en el rebote, de cabeza, no pudo Sava. En el análisis más puntual, la superioridad se topó con interrogantes: ¿la diferencia de categoría se volvió tan nítida? o, simplemente, ¿Racing se decidió por lo que no había durante las 19 fechas del Clausura? Nadie podrá afirmarlo con total certeza.
Cada movimiento se estudió con minuciosidad. Belgrano se cerró algo mejor. Racing perdió cierta claridad, aunque nunca se le cayó el bastón de mando. La fricción creció: debió haberse ido expulsado Chatruc por una violenta falta a Turús. Hasta que, igual que contra Colón, Cáceres se equivoco: intentó una salida larga que pegó en García; el rebote fue para Gigli y, con él, la Academia cayó en desgracia, tras la serena definición del atacante. Para colmo, un tiro rasante de Caballero pegó en el palo. Se ve: la Academia anda por un lado y, socarronamente, la suerte lo mira en la vereda de enfrente.
5 son los goles que Facundo Sava anotó en Racing en 2008; entre el Clausura y la Promoción, la Academia convirtió 15 tantos, tres de los cuales fueron en contra.
Por Diego Morini
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