Después de un período de silencio, coincidente con resultados poco favorables de la entidad que gobierna desde fines del 2001, Aguilar recuperó presencia en los medios. Dueño de una comicidad con la que bien podría haberse desarrollado como humorista, el Doctor dijo que "Sosa y Pavone ya son socios honorarios de la institución". Aguilar sabe de qué habla: ese título —el de socios honorarios del CARP [Club Atletico River Plate, ndr]— tuvieron Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti, más otra media docena de jefes militares, durante casi dos décadas. Aguilar, entonces vocal oficialista, redactó en abril 97 un proyecto para quitarles dicha condición. Lógico: en los 90, gracias a la democracia y a la biología, los integrantes de la 1 junta militar influían menos que en los 70. El que conservó su calidad de socio honorario, hasta su muerte en el 2004, fue Carlos Alberto Lacoste, quien llegó a la FIFA después de su rol organizativo en el Mundial 78. En función de aquellos antecedentes, ¿deberíamos decir que River ha sido una entidad represora y genocida? No, no lo merecen los hinchas del club que soportaron, como millones de argentinos, la dictadura. Vincular a una asociación civil con ideas y gustos de sus miembros famosos o gravitantes es un disparate, a diestra y siniestra. Si fuera válida la relación, a Boca se lo podría considerar refugio del castrismo por la amistad de Diego con Fidel. Y Curupaytí, donde Luis Zamora jugó al rugby, estaría identificado como un club trotskista.
Marcelo Guerrero. Olè, 18/12/2006
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